Anarcosindicalismo
Es una de las ramas del anarquismo
vinculada al movimiento
obrero a través del sindicalismo. Es un método de organización
y de lucha de los trabajadores a través de los sindicatos.
Es el resultado de la síntesis del anarquismo y del sindicalismo revolucionario. Se
diferencia de otros movimientos anarquistas en que su ámbito de actuación
característico (aunque no exclusivo) es el mundo del trabajo, complementándose con otras
organizaciones de similar ideología para la consecución de los fines
perseguidos.
De la unión del negro del anarquismo y el rojo del movimiento obrero
surge la bandera del anarcosindicalismo. Su meta es la conquista por parte de los
trabajadores de los medios de producción y cambio y la reorganización de la
sociedad según los principios
federalistas, autogestionando todas las estructuras sociales y económicas
los mismos trabajadores. Es por ello que el anarcosindicalismo es radicalmente antagónico con cualquier forma
de capitalismo
y de organización estatal o estatismo.
Sus principios esenciales el federalismo,
la autogestión,
la acción directa (tratamiento de los conflictos
laborales entre empleador y trabajadores,
sin el concurso de terceros) el apoyo mutuo,
el apartidismo, el antielectoralismo (abstenerse de
participar en cualquier elección política o sindical y boicotear estas) el anticapitalismo
y el internacionalismo.
Deriva de los postulados originales de la Primera Internacional, tomando el sindicato
como el medio de lucha de la clase obrera. Ha tenido un papel importante en Perú, Argentina, Italia, Estados
Unidos, Uruguay,
Francia, Rusia, Corea o España, lugar
este último donde tuvo una gran importancia en la Revolución Española de 1936. Actualmente, el anarcosindicalismo se halla, a
pesar de ser una fuerza minoritaria, extendido por los cinco continentes,
siendo la organización que más lo impulsa la AIT, organización
fundada en Berlín
en 1922 y que
pretende ser la continuidad de la Primera Internacional.
Una de las grandes dificultades a las que se ha
enfrentado históricamente el anarcosindicalismo ha sido sus divisiones internas.
La síntesis ideológica resultante entre el anarquismo
y el sindicalismo revolucionario conlleva
tensiones entre partidarios más inclinados hacia una u otra tendencia, lo que
ha provocado y provoca divisiones en los senos de las organizaciones
anarcosindicales.
Los anarcosindicalistas están persuadidos de que ni por decretos ni por estatutos otorgados por el Gobierno puede crearse un orden de economía socialista, sino en virtud de la colaboración del cerebro y de la mano de obra de todos los trabajadores, desde cada ramo de la producción; es decir, posesionándose de las fábricas para regentarlas los obreros por sí mismos, en tal forma que todos los grupos separados de fábricas y ramos industriales sean miembros independientes del organismo económico general y efectúen sistemáticamente la producción y la distribución de los productos en interés de la comunidad, a base de libres acuerdos mutuos.
Los anarcosindicalistas están persuadidos de que ni por decretos ni por estatutos otorgados por el Gobierno puede crearse un orden de economía socialista, sino en virtud de la colaboración del cerebro y de la mano de obra de todos los trabajadores, desde cada ramo de la producción; es decir, posesionándose de las fábricas para regentarlas los obreros por sí mismos, en tal forma que todos los grupos separados de fábricas y ramos industriales sean miembros independientes del organismo económico general y efectúen sistemáticamente la producción y la distribución de los productos en interés de la comunidad, a base de libres acuerdos mutuos.
En España, durante el período de la Segunda República hubo dos escisiones al
respecto. La primera escisión, surge de una reacción por parte de sindicalistas
ante el predominio de la FAI (Federación Anarquista Ibérica)
dentro de La Confederación
Nacional del Trabajo (CNT) y la Confederación General del Trabajo
de España (CGT), que surgió como escisión reformista de la CNT. Motivado por la
discrepancia sobre la colaboración o no con el sistema de elecciones
sindicales, de representación en los comités de empresa, lo que conlleva además
recibir subvenciones por parte del Estado y de las empresas en las que tiene afiliados .
El anarquismo en el Perú
En 1904 aparecen las primeras organizaciones, formándose la Federación de Obreros Panaderos “Estrella del Perú” (FOPEP), fundada por los militantes libertarios Fidel García Gacitúa, Urmachea y Manuel Caracciolo Lévano; ese año realizarán la primera huelga. en 1912surge la Federación Obrera Regional Peruana (FORP
En 1904 aparecen las primeras organizaciones, formándose la Federación de Obreros Panaderos “Estrella del Perú” (FOPEP), fundada por los militantes libertarios Fidel García Gacitúa, Urmachea y Manuel Caracciolo Lévano; ese año realizarán la primera huelga. en 1912surge la Federación Obrera Regional Peruana (FORP
El 1 de mayo
de 1905 se celebró
por primera vez un acto conmemorativo de los Mártires de Chicago. 1907, donde la represión causaría el primer "mártir"
del movimiento obrero peruano, 1910 se publica Páginas Libres
por el Centro Racionalista Francisco Ferrer. En 1907, los hermanos Lévano,
Romilio Quesada, Luis Felipe Grillo y el grupo editor de Humanidad
fundaron el Centro de Estudios Sociales “Primero de Mayo”. El anarquista Julio
Reynaga fue uno de los organizadores de los trabajadores azucareros de
Trujillo.
Por estos años los principales periódicos además de los mencionados eran El
Ariete (Arequipa), La Antorcha y El Rebelde (Trujillo), El
Hambriento y Simiente Roja en 1905 y Los Parias
(Lima), dirigido por
González Prada entre 1904
y 1906. La Protesta, el
principal periódico anarquista del Perú (fundado por A. Guerrero en 1911,
editado hasta 1926 impulsor del
anarcosindicalismo peruano. La jornada de 8 horas sería concedida por el
gobierno en 1919.
Entre los militantes destacados de la época
figuran Delfin Lévano, Carlos Barba, Nicolás Gutarra y Manuel González Prada.
González Prada fue autor de textos importantes e influyentes: "Páginas
Libres" (1894) y "Horas de Lucha" (1908).
Manuel Caracciolo Lévano se refería sobre la Huelga por los obreros del Ferrocarril Central y los empleados de la Empresa de Automóviles, publicado en Humanidad, año I, Nº 8, Lima, octubre de 1906
........ Una huelga de esta naturaleza sostenida por centenares de trabajadores, con resolución y firmeza, despertaría, no hay que dudarlo, el sentimiento adormecido de los demás obreros que se apresurarían a dar a sus compañeros su apoyo moral y pecuniario, como en parte lo hicieron con los huelguistas del Callao en 1904.
Otra causal del fracaso de las huelgas fue también la intromisión del elemento político, que puede decirse prepararon anteladamente el terreno para popularizar sus nombres y ganar una curul en las próximas elecciones. Han asegurado su triunfo con perjuicio de los jornaleros.
Los gremios compuestos por varias entidades o dependencias, en casos de huelga nunca deben dividirse ni proceder independientemente. Por el contrario, entre sus secciones debe existir la mayor cohesión y mutua inteligencia, es decir, verdadera solidaridad.
Porque si unión es fuerza, división es derrota.
Toda huelga demanda organización de fuerzas, determinación de los puntos de demanda, medios de defensa, selección del cuerpo directivo y, más que todo, energía y constancia.
Al capital burgués hay que oponer el capital de las Cajas de Resistencia, al egoísmo de aquel, la solidaridad obrera.
Trabajadores todos, uníos. Daos cuenta de la verdadera situación precaria por la que atravesamos y de la venidera aún más misérrima.
Que al cabo tendremos que recurrir a nuevas huelgas, porque es el único medio que tenemos para asegurar el derecho de nuestra subsistencia.
Pero para que esas huelgas tengan todo el éxito posible es necesario organización, abandono de añejas doctrinas y acumulación de fondos para el auxilio de los huelguistas.
Es preciso que entre los gremios obreros no existan sentimientos mezquinos sino una mutua reciprocidad. Que al grito de huelga lanzado por un gremio, todos los demás corran en su apoyo, y que ningún trabajador intente hacerle traición, arrebatándole el trabajo y el pan de sus hijos y hermanos.
Trabajadores, todos: a la obra de salvación, a la organización gremial.
La estructura del movimiento quedó seriamente
resentida, en 1920 por la represión haciendo retroceder al movimiento. En
Trujillo los anarcosindicalistas tendrán participación en el levantamiento de
los jornaleros, que sería capitalizado por el APRA
La actividad anarquista libertaria reaparece con
cierta notoriedad hacia fines de la década de 1980 vinculada a la movida del
Rock Subterráneo limeño, adquiriendo una paulatina politización y
radicalización de sus posiciones.
A
principios de la década de 1990 En Lima surgieron los grupos Autonomia Proletaria (de estilo
anarcosindicalista) y Colectivización. El año 2001 un periódico
anarquista que sigue la senda del anarquismo impreso Desobediencia, el
cual sigue saliendo hasta la actualidad, manteniendo una perspectiva de
anarquismo crítico.
Dentro de la corriente llamada especifismo
y plataformista
encontramos a la agrupación Qhispikay Llaqta, continuador
del colectivo Estrella Negra. Dentro de la corriente autonomista
anarquista, vinculada a los movimientos sociales está el Grupo Anarquista La
Protesta, el Colectivo Arteria Libertaria, el Colectivo Autónomo
Yacta Runa y el Colectivo Minoría Activa de Arequipa.
Dentro del espectro anarcopunk y contracultura se puede mencionar al Centro
Social Anarkopunk, Resistencia anarcopunk, Kolectivo Anarkopunk Jóvenes en Pie
de Lucha de Tacna, la banda Asteroides 500. mg, Axión Anarkopunk y su banda
Generación Perdida, Autonomía, Feria Libertaria Kallejera y Hombres y
Mujeres en Nuestra LuchAnarquista.
Discurso en el Politeama
Este discurso fue leído por un escolar cuando se hacía campaña pro-fondos para el rescate de las provincias cautivas de Tacna y Arica, 29 de julio de 1888.
Señores:
Los que pisan el umbral de la vida se juntan hoi para dar una lección a los que se acercan a las puertas del sepulcro. La fiesta que presenciamos tiene mucho de patriotismo i algo de ironía: el niño quiere rescatar con el oro lo que el hombre no supo defender con el hierro.Los viejos deben temblar ante los niños, porque la jeneración que se levanta es siempre acusadora i juez de la jeneración que desciende. De aquí, de estos grupos alegres i bulliciosos, saldrá el pensador austero i taciturno; de aquí, el poeta que fulmine las estrofas de acero retemplado; de aquí, el historiador que marque la frente del culpable con un sello de indeleble ignominia.
Niños, sed hombres, madrugad a la vida, porque ninguna jeneración recibió herencia más triste, porque ninguna tuvo deberes más sagrados que cumplir, errores más graves que remediar ni venganzas más justas que satisfacer.
En la orjía de la época independiente, vuestros antepasados bebieron el vino jeneroso i dejaron las heces. Siendo superiores a vuestros padres, tendréis derecho para escribir el bochornoso epitafio de una jeneración que se va, manchada con la guerra civil de medio siglo, con la quiebra fraudulenta i con la mutilación del territorio nacional.
Si en estos momentos fuera oportuno recordar vergüenzas i renovar dolores, no acusaríamos a unos ni disculparíamos a otros. ¿Quién puede arrojar la primera piedra?
La mano brutal de Chile despedazó nuestra carne i machacó nuestros huesos; pero los verdaderos vencedores, las armas del enemigo, fueron nuestra ignorancia i nuestro espíritu de servidumbre.
II
Sin especialistas, o más bien dicho, con aficionados que presumían de omniscientes, vivimos de ensayo en ensayo: ensayos de aficionados en Diplomacia, ensayos de aficionados en Economía Política, ensayos de aficionados en Lejislación i hasta ensayos de aficionados en Tácticas i Estratejias. El Perú fué cuerpo vivo, expuesto sobre el mármol de un anfiteatro, para sufrir las amputaciones de cirujanos que tenían ojos con cataratas seniles i manos con temblores de paralítico.
Vimos al abogado dirijir la hacienda pública, al médico emprender obras de injeniatura, al teólogo fantasear sobre política interior, al marino decretar en administración de justicia, al comerciante mandar cuerpos de ejército...¡Cuánto no vimos en esa fermentación tumultuosa de todas las mediocridades, en esas vertijinosas apariciones i desapariciones de figuras sin consistencia de hombre, en ese continuo cambio de papeles, en esa Babel, en fin, donde la ignorancia vanidosa i vocinglera se sobrepuso siempre al saber humilde i silencioso!
Con las muchedumbres libres aunque indisciplinadas de la Revolución, Francia marchó a la victoria; con los ejércitos de indios disciplinados i sin libertad, el Perú irá siempre a la derrota. Si del indio hicimos un siervo ¿qué patria defenderá? Como el siervo de la Edad media, sólo combatirá por el señor feudal.
II
Aunque sea duro i hasta cruel repetirlo aquí, no imajinéis, señores, que el espíritu de servidumbre sea peculiar a sólo el indio de la puna: también los mestizos de la Costa recordamos tener en nuestras venas sangre de los súbditos de Felipe II mezclada con sangre de los súbditos de Huayna-Capac. Nuestra columna vertebral tiende a inclinarse.
La nobleza española dejó su descendencia dejenerada i despilfarradora: el vencedor de la Independencia legó su prole de militares i oficinistas. A sembrar el trigo i extraer el metal, la juventud de la jeneración pasada prefirió atrofiar el cerebro en las cuadras de los cuarteles i apergaminar la piel en las oficinas del Estado. Los hombres aptos para las rudas labores del campo i de la mina, buscaron el manjar caído del festín de los gobiernos, ejercieron una insaciable succión en los jugos del erario nacional i sobrepusieron el caudillo que daba el pan i los honores a la patria que exijía el oro i los sacrificios.
Por eso, aunque siempre existieron en el Perú liberales i conservadores, nunca hubo un verdadero partido liberal ni un verdadero partido conservador, sino tres grandes divisiones: los gobiernistas, los conspiradores i los indiferentes por egoísmo, imbecilidad o desengaño. Por eso, en el momento supremo de la lucha, no fuimos contra el enemigo un coloso de bronce, sino una agrupación de limaduras de plomo; no una patria unida i fuerte, sino una serie de individuos atraídos por el interés particular y repelidos entre sí por el espíritu de bandería. Por eso, cuando el más oscuro soldado del ejército invasor no tenía en sus labios más nombre que Chile, nosotros, desde el primer jeneral hasta el último recluta, repetíamos el nombre de un caudillo, éramos siervos de la edad media que invocábamos al señor feudal.
Indios de punas i serranías, mestizos de la costa, todos fuimos ignorantes i siervos; i no vencimos ni podíamos vencer.
III
Si la ignorancia de los gobernantes i la servidumbre de los gobernados fueron nuestros vencedores, acudamos a la Ciencia, ese redentor que nos enseña a suavizar la tiranía de la Naturaleza, adoremos la Libertad, esa madre enjendradora de hombres fuertes.
No hablo, señores, de la ciencia momificada que va reduciéndose a polvo en nuestras universidades retrógradas: hablo de la Ciencia robustecida con la sangre del siglo, de la Ciencia con ideas de radio jigantesco, de la Ciencia que trasciende a juventud i sabe a miel de panales griegos, de la Ciencia positiva que en sólo un siglo de aplicaciones industriales produjo más bienes a la Humanidad que milenios enteros de Teolojía i Metafísica.
Hablo, señores, de la libertad para todos, i principalmente para los más desvalidos. No forman el verdadero Perú las agrupaciones de criollos i extranjeros que habitan la faja de tierra situada entre el Pacífico i los Andes; la nación está formada por las muchedumbres de indios diseminadas en la banda oriental de la cordillera.
Trescientos años ha que el indio rastrea en las capas inferiores de la civilización, siendo un híbrido con los vicios del bárbaro i sin las virtudes del europeo: enseñadle siquiera a leer i escribir, i veréis si en un cuarto de siglo se levanta o no a la dignidad de hombre. A vosotros, maestros de escuela, toca galvanizar una raza que se adormece bajo la tiranía del juez de paz, del gobernador i del cura, esa trinidad embrutecedora del indio.
Cuando tengamos pueblo sin espíritu de servidumbre, i militares i políticos a la altura del siglo, recuperaremos Arica i Tacna, i entonces i sólo entonces marcharemos sobre Iquique i Tarapacá, daremos el golpe decisivo, primero i último.
Para ese gran día, que al fin llegará porque el porvenir nos debe una victoria, fiemos sólo en la luz de nuestro cerebro i en la fuerza de nuestros brazos. Pasaron los tiempos en que unícamente el valor decidía de los combates: hoi la guerra es un, problema, la Ciencia resuelve la ecuación. Abandonemos el romanticismo internacional i la fe en los auxilios sobrehumanos: la Tierra escarnece a los vencidos, i el Cielo no tiene rayos para el verdugo.
En esta obra de reconstitución i venganza no contemos con los hombres del pasado: los troncos añosos i carcomidos produjeron ya sus flores de aroma deletéreo i sus frutas de sabor amargo. ¡Que vengan árboles nuevos a dar flores nuevas i frutas nuevas! ¡Los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra!
IV
¿Por qué desesperar? No hemos venido aquí para derramar lágrimas sobre las ruinas de una segunda Jerusalén, sino a fortalecernos con la esperanza. Dejemos a Boabdil llorar como mujer, nosotros esperemos como hombres.
Nunca menos que ahora conviene el abatimiento del ánimo cobarde ni las quejas del pecho sin virilidad: hoi que Tacna rompe su silencio i nos envía el recuerdo del hermano cautivo al hermano libre, elevémonos unas cuantas pulgadas sobre el fango de las ambiciones personales, i a las palabras de amor i esperanza respondamos con palabras de aliento i fraternidad.
¿Por qué desalentarse? Nuestro clima, nuestro suelo ¿son acaso los últimos del Universo? En la tierra no hai oro para adquirir las riquezas que debe producir una sola Primavera del Perú. ¿Acaso nuestro cerebro tiene la forma rudimentaria de los cerebros hotentotes, o nuestra carne fue amasada con el barro de Sodoma? Nuestros pueblos de la sierra son hombres amodorrados, no estatuas petrificadas.
No carece nuestra raza de electricidad en los nervios ni de fósforo en el cerebro; nos falta, sí, consistencia en el músculo i hierro en la sangre. Anémicos i nerviosos, no sabemos amar ni odiar con firmeza. Versátiles en política, amamos hoi a un caudillo hasta sacrificar nuestros derechos en aras de la dictadura; i le odiamos mañana hasta derribarle i hundirle bajo un aluvión de lodo y sangre. Sin paciencia de aguardar el bien, exijimos improvisar lo que es obra de la incubación tardía, queremos que un hombre repare en un día las faltas de cuatro jeneraciones. La historia de muchos gobiernos del Perú cabe en tres palabras: imbecilidad en acción; pero la vida toda del pueblo se resume en otras tres: versatilidad en movimiento.
Si somos versátiles en amor, no lo somos menos en odio: el puñal está penetrando en nuestras entrañas i ya perdonamos al asesino. Alguien ha talado nuestros campos i quemado nuestras ciudades i mutilado nuestro territorio i asaltado nuestras riquezas convertido el país entero en ruinas de un cementerio; pues bien, señores, ese alguien a quien jurábamos rencor eterno i venganza implacable, empieza a ser contado en el número de nuestros amigos, no es aborrecido por nosotros con todo el fuego de la sangre, con toda la cólera del corazón.
Ya que hipocresía i mentira forman los polos de la Diplomacia, dejemos a los gobiernos mentir hipócritamente jurándose amistad i olvido. Nosotros, hombres libres reunidos aquí para escuchar palabras de lealtad i franqueza, nosotros que no tememos esplicaciones ni respetamos susceptibilidades, nosotros levantemos la voz para enderezar el esqueleto de estas muchedumbres encorvadas, hagamos por oxijenar esta atmósfera viciada con la respiración de tantos organismos infectos, i lancemos una chispa que inflame en el corazón del pueblo el fuego para amar con firmeza todo lo que se debe amar, i para odiar con firmeza también todo lo que se debe odiar.
¡Ojalá, señores, la lección dada hoi por los Colejios libres de Lima halle ejemplo en los más humildes caseríos de la República! ¡Ojalá todas las frases repetidas en fiestas semejantes no sean melifluas alocuciones destinadas a morir entre las paredes de un teatro, sino rudos martillazos que retumben por todos los ámbitos del país! ¡Ojalá cada una de mis palabras se convierta en trueno que repercuta en el corazón de todos los peruanos i despierte los dos sentimientos capaces de rejenerarnos i salvarnos: el amor a la patria i el odio a Chile! Coloquemos nuestra mano sobre el pecho, el corazón nos dirá si debemos aborrecerle...
Si el odio injusto pierde a los individuos, el odio justo salva siempre a las naciones. Por el odio a Prusia, hoi Francia es poderosa como nunca. Cuando París vencido se ajita, Berlín vencedor se pone de pie. Todos los días, a cada momento, admiramos las proezas de los hombres que triunfaron en las llanuras de Maratón o se hicieron matar en los desfiladeros de las Termópilas; i bien, "la grandeza moral de los antiguos helenos consistía en el amor constante a sus amigos i en el odio inmutable a sus enemigos. No fomentemos, pues, en nosotros mismos los sentimientos anodinos del guardador de serrallos, sino las pasiones formidables del hombre nacido para enjendrar a los futuros vengadores. No diga el mundo que el recuerdo de la injuria se borró de nuestra memoria antes que desapareciera de nuestras espaldas la roncha levantada por el látigo chileno.
Verdad, hoi nada podemos, somos impotentes; pero aticemos el rencor, revolvámonos en nuestro despecho como la fiera se revuelca en las espinas; i si no tenemos garras para desgarrar ni dientes para morder ¡que siquiera los mal apagados rujidos de nuestra cólera viril vayan de cuando en cuando a turbar el sueño del orgulloso vencedor!
Manuel González Prada
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